¿Alguna vez te ha pasado que simplemente te dejaste llevar por el deseo de comer emocionalmente algo aunque no tuvieras hambre?
Los cinco pasos sencillos y muy poderosos que nos ayudarán a controlar el deseo de comer emocionalmente, es decir el deseo de comer a causa de emociones que no logramos manejar en ese momento, y no realmente por el hambre física, son retrasar, distraer, distanciar, determinar y decidir.
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos batallado con el tema de comer emocionalmente, que es “el deseo impulsivo de comer algo”.
¿Te has dado cuenta que la mayoría de las veces, nos apetecen alimentos que nos proporcionan placer? Por ejemplo, algo salado como unas papas fritas o algo dulce como un chocolate, pero poco después de ceder a nuestro antojo nos invade el sentimiento de culpabilidad.
Es por ello que resulta importante que podamos tener herramientas sencillas y prácticas que nos ayuden a evitar comer emocionalmente. Estoy hablando de pasos que pueden ser nuestras estrategias para no comer en exceso, es decir, compulsivamente. Pasos sencillos de aplicar que pueden ayudarnos a poner espacio entre nosotros y la comida, para no ceder a cada antojo que se nos apetezca complacernos.
Herramientas Para No Comer Emocionalmente
Si de repente te encuentras dando vueltas en la cocina sin saber por qué, saca un segundo la cabeza de la nevera (o la alacena) para entender qué está pasando: ¿es realmente hambre? El hambre verdadera (la que es por una necesidad fisiológica) se desarrolla lentamente con el tiempo; en cambio, tiendes a comer emocionalmente cuando aparece de repente, casi como una desesperación por aquello que se apetece ¿Te suena la campanita? A mí sí.
El hambre emocional es cuando el deseo de comer está impulsado por una emoción en lugar de estar impulsado por el hambre física, por lo que en muchas ocasiones ni siquiera necesitamos tener hambre para comer emocionalmente (es decir, comer por antojo). Lo que pasa es que cuando surgen emociones que no disfrutamos, buscamos esquivarlas con comida.
El problema de comer emocionalmente es que nos quedamos atrapados en este ciclo donde “alimentamos” los sentimientos con comida (generalmente no muy saludable), nuestro cuerpo se daña y nuestro humor decae, entonces nos sentimos culpables porque cedimos al antojo.
¿Cómo saber si es hambre emocional? Estos cinco pasos nos ayudarán en ese momento de peligro donde sentimos que perderemos el control de nuestros impulsos y lo único que queremos es satisfacer nuestro hambre emocional, son los que nos ayudarán a manejar de mejor manera el comer emocionalmente, y acercarnos a un espacio de auto respeto y sanación de nuestros sentimientos.
- Retrasar
Empecemos por decir que retrasar se refiere a hacer que algo llegue o suceda más tarde.
Cuando sentimos el impulso de comer, algo muy práctico de hacer es colocar intencionalmente una alarma de unos 10 a 15 minutos. Este tiempo es muy importante para sentir y analizar las emociones que tenemos. No estamos diciendo «no», sólo es que tomamos un tiempo para reflexionar antes de comer. No estamos ignorando nuestros sentimientos, sino enfrentándonos a ellos.
Siéntate y escribe:
- ¿Qué piensas?
- ¿Qué sientes?
Pregúntate a ti mismo:
- ¿Por qué estoy buscando esta comida?
- ¿Tengo hambre o estoy intentando calmarme, consolarme o distraerme?
Una herramienta realmente increíble que nos puede servir para localizar y poner en palabras lo que sentimos en el momento que nos sorprendemos a nosotros mismos con intención de comer emocionalmente, es la «rueda de las emociones» (con ese nombre la puedes buscar en la web). De esta manera, en lugar de acercarnos a esa situación a través de la comida, nos acercamos poniéndole nombre a nuestras emociones.
- Distraer
Al distraernos, el objetivo es apartar nuestra atención de la comida y enfocarnos en otra actividad que haga que el tiempo que hemos destinado para retrasar la decisión no sea tedioso para nosotros.
Podemos tener una lista de actividades no relacionadas con la comida que nos ayuden a ganar tiempo antes de comer. Pueden ser cosas sencillas como levantarse a dar una vuelta o saludar a alguien, la idea es ser creativos y utilizar nuestros sentidos. Veremos que a medida que pasan los minutos, las ganas incontrolables de comer poco a poco van desapareciendo.
- Distanciar
Poner distancia entre la comida y nosotros cuando tengamos antojos evitará el desencadenante sensorial de la comida (verla, olerla, sentirla, e incluso saborearla) y nos permitirá pensar con más claridad acerca de nuestros verdaderos deseos. Si la comida está fuera de nuestra vista, es más fácil que esté fuera de nuestra mente.
La cocina no es lugar para estar, debemos utilizarla solo para preparar y consumir alimentos. En este paso lo que buscamos es separarnos, apartarnos, poner distancia. En otras palabras, alejarnos de la escena del crimen.
- Determinar
Después de esperar entre 10 y 15 minutos, podemos decidir si realmente es hambre física.
Tip: Tomar agua, porque también suele suceder que confundimos hambre física con sed.
También es momento de considerar si puede ser hambre emocional, de la cual puedes saber un poco más en las Emociones que Hacen Subir de Peso Más que la Comida. Si somos capaces de identificar la emoción que nos lleva a comer por ejemplo un chocolate en mitad del día, esa autoconciencia nos dará el poder de tomar una mejor decisión. Vale aclarar que no hay nada malo en comer un chocolate a cualquier hora del día, la clave está en que seamos conscientes de lo que hacemos y de por qué lo hacemos.
Tip: Es importante tener una alimentación balanceada y estructurada en horarios para lograr nuestros objetivos. Aprende sobre cómo tener comida preparada para la semana con Batch Cooking.
- Decidir
Finalmente nos tocará decidir. Tras reflexionar sobre nuestra hambre, ya podemos tener un juicio más aterrizado a la realidad de lo que nos está pasando.
Al decidir conscientemente si vamos a comer, qué vamos a comer, y cuánto vamos a comer, asumimos la responsabilidad de nuestra decisión. Aunque comamos algo que “no debiéramos”, no estamos cediendo al antojo por defecto. El Mindful Eating es una excelente herramienta para lograrlo.
En este punto es donde llega la hora de tomar una decisión consciente y sobre todo con intencionalidad. Si hemos superado los pasos anteriores, quizás a este punto la decisión sea más inteligente. Y si decidimos darnos un gusto, lo mejor es porcionar; es decir, evitar comer directamente del empaque o también nos serviría comprar porciones individuales.
Tip: Procurar que los antojos no superen las 200 calorías. Checa estas recetas hechas en casa SIN añadidos industriales que nos añaden calorías vacías: Dulces y Saladas.
Lo más importante de estos cinco pasos, es prestar atención a lo que sentimos, para evitarnos alimentar nuestras emociones, y en lugar de eso, simplemente sentirlas. La clave está en experimentarlas y procesarlas completamente; de otra manera, sólo las estamos callando momentáneamente con comida, siendo algo temporal que nos hace sentir bien, pero que no es una solución a largo plazo porque cualquier emoción de la que estemos tratando de escapar, todavía va a estar ahí después de comer. Como resultado, ahora no sólo vamos a tener la emoción original no procesada, sino que también vamos a tener la incomodidad física y emocional de haber comido cuando no teníamos hambre.
Así que cuanto mejor aprendamos a permitir y procesar nuestras emociones, menos necesitaremos recurrir a la comida. Esto no tiene nada que ver con la fuerza de voluntad o la autodisciplina, se trata realmente de crear una relación más íntima, compasiva, y amorosa con nosotros mismos.
AVISO IMPORTANTE
Esta información no es presentada por un médico y es únicamente con fines educativos e informativos. El contenido no pretende ser un sustituto del consejo, diagnóstico o tratamiento médico profesional. Siempre busca el consejo de tu médico u otro proveedor de atención médica calificado con cualquier pregunta que puedas tener con respecto a una condición médica. Nunca ignores el consejo médico profesional ni te demores en buscarlo por algo que hayas leído.